Hora de olvidar aquello que nos hizo lamentarnos, que nos arrancó lágrimas ya sin sentido. Hora de recordar lo más dulce, lo mejor que haya pasado en nuestra vida: aunque sea lo más escaso, es lo más valioso. Hora, en definitiva, de resumir los momentos que endulzarán una despedida necesaria. “ He aquí que veo a mi padre. He aquí que veo a mi madre, a mis hermanas y a mis hermanos. He aquí que veo el linaje de mi pueblo hasta sus principios. Y he aquí que me llaman. Me piden que ocupe mi lugar entre ellos, en los atrios del Valhalla, el lugar donde viven los valientes, para siempre ” (El Guerrero nº 13, dirigida por John McTiernan en 1999).