Es una oportunidad que no se repetirá. ¿Podemos permitirnos el lujo de dejarla escapar? "Sólo tú puedes decidir qué hacer con el tiempo que se te ha dado" (El Señor de los Anillos)
Ni los muros más altos nos pueden proteger de una ilusión que nos llevará, sin dudar, a romper las reglas, a adentrarnos en el lugar más inhóspito. De una pasión que se contagia, capaz de llevar a la complicidad incluso entre quienes pertenecen a mundos distintos y distantes, a una amistad que durará para siempre. Los sueños todo lo pueden.
No negaré que me estremecí, que se me saltaron las lágrimas. Llegué a creer que podría viajar a lo más profundo del alma. Y allí… allí se mantiene el dolor de la pérdida de la amada, un dolor del que ya hablaba Nolan en Memento (“podría quemar toneladas de tus cosas y no lo recordaría, no recuerdo haberte olvidado”). El corazón roto se refugia en los sueños, que cobijan, mantienen el recuerdo (“en mi sueño seguimos juntos”). Y así hay quien se pregunta “¿quién querría soñar diez años?” y quien responde “depende del sueño”.